USO Y PERCEPCIONES SOBRE LOS CIGARRILLOS ELECTRÓNICOS EN ESPAÑA

El interés y popularidad por los cigarrillos electrónicos ha aumentado en los últimos años en todo el mundo. Los primeros cigarrillos electrónicos aparecieron en el 2007 y sólo se podían adquirir por Internet. En España, comenzó a aumentar su popularidad en el 2013 con la proliferación de tiendas (más o menos especializadas) en las ciudades de nuestra geografía.

Aunque los riesgos y beneficios del cigarrillo electrónico a medio y largo plazo todavía son desconocidos, el debate en las revistas especializadas y en los medios de comunicación ha aumentado rápida y exponencialmente. Además, desde que se introdujeron en el mercado existe cierta polémica entre los profesionales e investigadores, y entre el público general, sobre sus riesgos y beneficios para la salud. Algunos investigadores y ciudadanos, en particular los fumadores, usuarios, y empresarios con intereses económicos en los cigarrillos electrónicos (incluyendo las tabaqueras de toda la vida), defienden estos dispositivos como una herramienta útil para dejar de fumar o reducir el consumo de tabaco, incluso se sugieren como un instrumento de “reducción de daños” para los fumadores. Sin embargo, otros investigadores y profesionales del control del tabaquismo consideran que el cigarrillo electrónico es una vía para volver a normalizar el consumo de tabaco en los centros de trabajo y lugares públicos, además de crear nuevos adictos a la nicotina, especialmente entre la población más joven, por el extendido uso dual de los cigarrillos electrónicos con otros productos del tabaco.

En el Instituto Catalán de Oncología, en colaboración con otros colegas, hemos llevado a cabo varios estudios con el objetivo de caracterizar el uso de los cigarrillos electrónicos en la población general y la opinión sobre la regulación de estos dispositivos en centros de trabajo y espacios públicos. Además, también investigamos la percepción de la población sobre la utilidad de estos dispositivos para dejar o reducir el consumo de tabaco, así como la percepción del riesgo para la salud de los usuarios y personas expuestas pasivamente a sus aerosoles. Para este fin, realizamos una encuesta durante 2013-14 a una muestra de 736 personas mayores de edad de la ciudad de Barcelona.

¿Qué hemos encontrado?

El 79,2% de los encuestados manifestó saber qué eran los cigarrillos electrónicos, siendo los jóvenes, con un alto nivel educativo y fumadores los que declararon un mayor conocimiento sobre estos dispositivos. El 55% de los participantes habían sabido de los cigarrillos electrónicos a través de amigos y conocidos. Pero los medios de comunicación convencionales (radio, prensa o televisión, con un 57,8%) fueron la principal vía por la que los habían conocido.

¿Cuántas persona han utilizado los cigarrillos electrónicos en España?

Según nuestro estudio, el 6,5% de la población adulta (extrapolando, alrededor de 2,5 millones de españoles) han utilizado en alguna ocasión estos dispositivos, y el 60% de ellos lo utilizaron con nicotina. Además, el 75% de estos usuarios del cigarrillo electrónico continúa fumando tabaco convencional (los llamados “fumadores duales”) y solamente el 20% de ellos declaró estar totalmente o bastante satisfecho con el uso del cigarrillo electrónico. El alto porcentaje de uso dual de los cigarrillos electrónicos con el tabaco convencional, así como la baja satisfacción con su uso, parece que compromete la efectividad (no demostrada) del cigarrillo electrónico para dejar de fumar.

La percepción de que los cigarrillos electrónicos son útiles para reducir el consumo de tabaco es más frecuente que la percepción de que los cigarrillos electrónicos son perjudiciales para la salud de los usuarios y los no usuarios que están pasivamente expuestos al aerosol de los mismos.

Por ello, parece necesario regular la publicad de los cigarrillos electrónicos, basándose en la evidencia científica, para evitar la creación de ideas erróneas sobre su utilidad y seguridad real para dejar de fumar y sus riesgos comprobados para la salud. 

El porcentaje de apoyo a la regulación fue mayor en las escuelas, hospitales y centros sanitarios (entre 65% y 72%). El apoyo a la regulación fue mayor entre las personas de mayor edad, con alto nivel educativo y entre los no fumadores.
Esto resultados, muestran un buen apoyo social en España a la regulación de los cigarrillos electrónicos en todos los lugares públicos cerrados. Afortunadamente, en España, la ley ya no permite el uso de estos dispositivos en los espacios públicos y centros de trabajo.