El Humo Ambiental del Tabaco, un enemigo para nuestra salud física… y psíquica
Desde hace décadas sabemos que el consumo de tabaco es perjudicial para la salud y la magnitud de este daño. Sabemos que es la primera causa de mortalidad y morbilidad evitable en los países desarrollados. Más recientemente, se descubrió que este daño no sólo afectaba a los consumidores sino también a los que estaban expuestos al Humo Ambiental del Tabaco (HAT), a los fumadores pasivos. Después de un período de escepticismo ante los primeros indicios, actualmente ya existe amplia evidencia del efecto perjudicial del HAT para la salud de los adultos y los niños. Ahora, cuando parecía que ya habíamos descubierto todas las maneras por las que el tabaco puede perjudicarnos, empiezan a aparecer indicios de que la exposición al HAT también puede afectar al bienestar psicológico.
En la Unidad de Control del Tabaco del Instituto Catalán de Oncología, en colaboración con otros colegas, hemos analizado datos representativos de la población española, extraídos de la Encuesta Nacional de Salud de España 2012 con el objetivo de examinar la asociación entre la exposición al HAT en el hogar y el malestar psicológico.
Utilizamos la muestra de personas que nunca fueron fumadoras (n = 11.214), excluyendo fumadores y exfumadores para evitar potenciales efectos residuales del tabaco en el malestar psicológico. El malestar psicológico se midió con el Cuestionario de Goldberg y la exposición al HAT actual en el hogar fue autorreportada por horas de exposición
El 9,7% de la muestra decía estar expuesta al HAT en el hogar. La proporción de personas con malestar psicológico (puntuación ≥3 en el Goldberg) fue más elevada entre las que estaban expuestas al HAT (22,7%) que entre las que vivían en hogares libres de humo (18,9%). Estas diferencias significativas se mantenían sin muchos cambios cuando se estratificó por diversas variables sociodemográficas, de salud y de estilo de vida como el sexo, la edad, el estado civil, el nivel socioeconómico, la salud general percibida, la presencia de alguna enfermedad crónica y el consumo de alcohol.
Los pocos estudios publicados hasta la fecha, incluido uno longitudinal, reportan resultados en la misma dirección. El porqué de esta asociación no se sabe a ciencia cierta pero las hipótesis apuntan a que la nicotina que se inhala a través del HAT tendría los mismos efectos que la nicotina del tabaco fumado. La exposición a largo plazo al HAT puede conducir a alteraciones de la dopamina en el sistema nervioso central, aumentando la probabilidad de depresión y ansiedad.
Estos resultados nos refuerzan en el compromiso que debemos tener todos de proteger del HAT todos los ambientes cerrados y semicerrados, públicos y privados, no sólo para proteger nuestra salud física … sino también nuestra salud psíquica.
El artículo es de acceso libre hasta el 12 de agosto de 2015 a través del enlace: http://authors.elsevier.com/a/1RFBd15hbQDgJd. También se puede pedir por correo electrónico a sensefum@iconcologia.net
Dra. Montse Ballbè
Unidad de Control del Tabaco. Instituto Catalán de Oncología. Centro colaborador de la OMS para el control del tabaco.
Foto portada: https://goo.gl/1t2HV2
