Fumar por motivos de trabajo
Esto que nos dejaría a todos locos, fumar o que nos obliguen a empezar a fumar si queremos conseguir un trabajo, no es nada extraño en el mundo del cine. Le pasó recientemente a Noomi Rapace (famosa por la trilogía de Stieg Larsson Millenium) y lo comentó con toda la naturalidad del mundo en una entrevista. Incluso le encontraba aspectos positivos al asunto:
Yo no fumaba, empecé a fumar por la película. Tenía que salir a fumar al balcón del hotel con Colin Farrell. Nos hicimos muy amigos….
Bueno, de acuerdo, si eres una chica que florezca la amistad con Farrell puede ser positivo, pero desde luego no lo es nada que consideremos «normal» empezar a fumar por motivos que ni siquiera son propios.
Y no es un caso excepcional, Robin Right y Kevin Spacey lo pasaron verdaderamente mal rodando House of Cards porque estaban dejando de fumar y rodar escenas fumando no les permitía desvincularse del todo.
Y es que aunque creamos que hoy en día el tabaco ya no está tan presente, en realidad sigue trufando numerosas escenas de películas. No es una novedad que se nos presenten argumentos perfectamente contemporáneos ambientados en momentos históricos en que fumar era mucho más habitual que ahora. La justificación es que representar fielmente la época significa que aparezcan personajes fumando. Pero la pregunta es…. ¿tantos? y ¿tánto?.
¿Es estadísticamente fiel la cantidad de personajes y de cigarrillos que aparecen en series como Mad Men? El pobre (archiconocido ya) Don Draper debería tener un cáncer de pulmón de manual si eso fuera cierto.
Se ha escrito muchísimo sobre el tema, si alguien sabe de tabaco en el cine es el Profesor Stanton Glantz de la Universidad de California @profGlantz en Twitter, os recomiendo que la sigáis si os interesa el tema.
Y se ha escrito muchísimo no sólo porque parece que no se acaba de cumplir la regulación existente sino porque resulta apasionante ver cómo la indústria tabaquera a pesar de esta muy vigilada se las ingenia para conseguir su objetivo: promocionar sus productos. Por supuesto en muchos países la publicidad de tabaco está prohibida por ley pero no por ello se van a dejar de crear nuevas estrategias para mantener el tabaco presente en el imaginario colectivo.
Este ejemplo de publicidad que vi en febrero en el metro cada vez se estila más: gestos completamente de fumador (fijáos en Sean Penn y en Emma Stone) pero en ningún momento aparece el cigarrillo. En este caso inclus se recrea el humo pero no hay fuente de combustión.
Y no vamos a entrar en los actores que siguen cobrando de manera encubierta por aparecer en público fumando. Quiero decir no ahora, porque esto merece post aparte.
Y decía de manera encubierta porque nada queda registrado. Ya nadie es tan ingénuo como para firmar un contrato como hizo por ejemplo Sylvester Stallone en los 80.
En fin… que mientras unos vislumbran el fin del tabaquismo yo sigo viendo mucho por hacer. Pero debe ser sólo el típico pesimismo postvacacional porque me consta que hay mucha gente trabajando en control del tabaquismo. Entre todos podremos con temas como este y con los que están por venir.
Esther Carabasa. Unidad de Control del Tabaquismo. ICO
